Este circuito es un plato fuerte reservado sólo para los que han aprobado el examen de la Puna en Tolar Grande; 123 kilómetros de dramáticos contrastes, grandes alturas y extraordinarias bellezas hasta llegar al campamento La Casualidad. Fundado en 1950 y luego de 30 años de actividad aparece hoy como un pueblo fantasma donde sólo quedan los vestigios de la época en lo que era la más importante azufrera del país, donde trabajaban y vivían más de mil personas, entre obreros, ingenieros y expertos en minas. El pequeño poblado contaba con hotel, confitería, escuela primaria y secundaria, iglesia, cine y teatro. Hoy sólo quedan las casas y los edificios abandonados, pelados por los continuos saqueos. Y en el solitario cementerio las cruces desafían el viento en un desolado panorama.
Desde el campamento, un cable carril de 15 kilómetros llegaba hasta la bocamina La Julia donde se extraía el mineral en bruto para ser transportado desde allí por el ferrocarril del ramal C 14, el mismo del Tren a las Nubes. Este tramo del camino se continúa trepando hasta más de 4000 metros sobre el nivel del mar y los viajeros más osados podrán disfrutar con los cambiantes paisajes de cerros teñidos con los colores de los minerales, campos de lava, junto a los picos de hielo de los penitentes y el amarillo vivo del azufre.
Después del salar de Río Grande, como una descomunal pantalla, aparece un panorama abierto sobre un fondo de impresionantes volcanes. Uno de ellos, ya en territorio chileno, despide continuas fumaradas sobre el azul del cielo puneño.
Fuente: La Nacion Turismo
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