La Quebrada Don Eduardo es quizás el circuito más completo y espectacular del parque, y también uno de los menos visitados.
Para conocerlo, hay que caminar seis o doce kilómetros según el camino elegido, pero es un esfuerzo que vale la pena hacer.
La excursión arranca temprano en la mañana para evitar el fuerte sol riojano, caminando por el curso seco del río Talampaya. En este lecho seco, puede crecer de manera aluvional el curso del río que puede alcanzar en minutos, los 400 mts de ancho y casi 2 metros de profundidad.
A orillas del río crecen algarrobos de tronco retorcido, algunos centenarios, otros por cumplir el milenio.
Allí comenzamos a trepar lomadas y pasar bajo túneles de piedra entre laberintos de arenisca, para ingresar en la Quebrada Don Eduardo.
En el trayecto de 12 kilómetros, la excursión atraviesa finalmente el Cañón de Talampaya, caminando entre paredones de 180 metros de alto, e incluye la visita a Los Pizarrones, un conjunto de petroglifos y morteros cavados en la roca por los aborígenes hace unos once mil años.