Cerca de la capital, Cabra Corral invita al descanso y a la práctica de deportes extremos en su dique, desde puenting hasta bungee jumping.
Agua, sol, naturaleza, cerros, tranquilidad, adrenalina y deportes extremos. Estos elementos, tan distintos y a la vez tan complementarios, se fusionan para dar vida al dique Cabra Corral, en Salta, un destino ideal para experimentar aventuras, desafíos y descansar.
Cabra Corral es el lugar soñado para los amantes de las aventuras y los deportes náuticos. Los 127 km2 de lago serpentean entre cerros y bosques y riegan 110 mil hectáreas de tierras fértiles de Salta y Santiago del Estero. En esta época, la vegetación despliega todos sus colores y se pueden practicar deportes terrestres, acuáticos y aéreos. Después del verano mantiene su atractivo, aunque exige estar algo más atento a las inclemencias del tiempo.
El nombre del embalse fue dado por la empresa norteamericana encargada de los relevamientos topográficos, que, al consultar a los lugareños, respondieron "Corral de cabras". Por la gramática en inglés, quien escribió el expediente invirtió las palabras y escribió "Cabra Corral". La construcción se inició después de finalizados los estudios del terreno, entre 1966 y 1972.
Este embalse artificial, que unifica las aguas de todos los ríos de los Valles Calchaquíes, está encauzado por cerros y acantilados. Su tamaño lo convierte en la segunda presa más grande de Argentina y en la principal reserva hídrica del Noroeste. Casas lujosas descansan sobre la orilla y la vida parece detenerse durante la siesta. Pero la tranquilidad se hace a un lado para ceder protagonismo a la adrenalina.
Bungee jumping: un hombre se acerca a la plataforma del puente Dique Cabra Corral y, a la cuenta de tres, atado por los tobillos, se deja caer al vacío y desciende a 90 km por hora los 40 m que lo separan del agua. Al caer, medio cuerpo se sumerge. El elástico que lo sujeta lo impulsa nuevamente hacia arriba y la ley de gravedad se encarga de que vuelva a bajar, cada vez con mayor suavidad.
En la amplia gama de deportes extremos que se pueden practicar, la agencia Extreme Games ofrece también puenting, alternativa similar al bungee jumping, aunque en este caso se salta desde 40 metros sujetado por la cintura. Al dejarse caer, el aventurero reproduce el movimiento de un péndulo que roza el agua. La sensación de saltar al vacío, con la seguridad de estar sujetado por arneses, lleva a vivir la naturaleza de una manera diferente.
En el dique nacen las aguas que originan el río Juramento, el mejor sitio para rafting. Mientras el gomón salta, el agua salpica y da cuenta de la fuerza de la vertiente, que invita a continuar el trayecto río abajo. Los rápidos son clase 2 y 3 (de torrente medio). Esta excursión también se puede vivir de noche, a la luz de la luna llena.
Está claro que abundan los deportes y las actividades para hacer, por lo que conviene pasar varios días en el lugar. Su cercanía con el río Juramento, además, ofrece la posibilidad de relajarse y descansar al aire libre en contacto con la naturaleza. Pero también se puede practicar canotaje, y hay sitio además para esquí acuático, paseos en catamarán, tirolesa de 200 m de largo, rappel, windsurf y motos de agua. Y los cerros de alrededor ofrecen senderos de trekking, escaladas y cabalgatas. En el dique también tiene protagonismo la pesca deportiva de pejerrey, boga, bagre, dorado y sábalo desde la costa o embarcada.
Un buen complemento a tanta acción es el camino al centro de pinturas rupestres de la Quebrada de Ablomé, pero para llegar a las primeras cuevas se deben escalar algunos cerros. Los dibujos simbolizan camélidos, pumas, monos y aves. La excursión se presta para compartir en familia y conocer el legado prehispánico de los huachipas, una cultura cuya antigüedad se calcula en casi mil años.
Fuente: Clarín Turismo
http://www.clarin.com/suplementos/viajes/2010/02/21/v-02144420.htm