• Facebook
  • RSS
Publicado: 06/03/2011
Visto: 1561 veces
Fuente: La Capital Turismo

Las numerosas y curiosas figuras rojizas de la Quebrada de las Conchas, en Salta, no requieren de un viaje extra del visitante para disfrutarlas, ya que lo acompañan como en una exposición a lo largo de unos 50 kilómetros junto a la ruta desde Cafayate, aunque siempre es bueno apearse y recorrerla a fondo.

   La ruta 68, que conecta esta ciudad con la capital provincial, parte de Cafayate hacia el oeste como una recta impecable que atraviesa el verde cinturón de los viñedos que generan sus famosos vinos torrontés. Después de unos letreros que indican las distancias hasta Salta capital y una localidad con el extraño nombre de Alemania, en pocos minutos se llega a un paisaje opaco, con arbustos bajos y al frente sólo cerros azulados y algunas delgadas nubes posadas sobre sus crestas, que a la distancia semejan un manto níveo.

   Se trata del Valle de Guachiras, donde la soledad de la siesta -si el viaje es después del mediodía- sólo es alterada por algunos burros que cruzan dubitativos la cinta asfáltica y rapaces que giran buscando carroña junto a la ruta. Tras pasar el puente sobre río de las Conchas, una serie de curvas, badenes y toboganes obligan a aminorar la velocidad, pero el principal motivo para circular lentamente es poder admirar las extrañas formas de las rojas rocas arenosas a ambos lados, porque allí comienza la Quebrada de las Conchas, o de Cafayate.

   Unos carteles en la banquina indican sus nombres -algunos obvios y otros rebuscados-, como El Sapo, El Fraile, La Yesera o El Obelisco -apodo generoso éste para una roca baja y cónica, casi piramidal. Hay que avanzar a paso de hombre y detenerse continuamente a observar también una infinidad de figuras anónimas, pero cuya morfología es tan curiosa y atractiva como las que fueron bautizadas.

   En un badén, el cauce seco de un río tienta a salir de la ruta hacia la derecha y remontarlo por la arena blanda, hasta donde el asfalto desaparece a las espaldas. Allí el visitante se encuentra rodeado de incontables figuras que conforman un paisaje que recuerda a "Planeta Rojo" -la película ambientada en Marte-, aunque ahí ese color se alterna con amarillos, violetas, blancos y azules, en variada gama, en contraste con el cielo azul y algunas rápidas y blancas nubes.

   Otra tentación es trepar esas rocas hasta donde se pueda, al menos hasta la famosa Ventana Grande, y desde su marco contemplar el panorama a ambos lados; una vista superior a la del mirador de Tres Cruces -a pocos kilómetros-, destinado a quienes nunca abandonan el camino. Los fuertes vientos en la altura hacen que el cielo azul sea a veces cubierto, en pocos minutos, por unas nubes azules, casi negras, que descargan unas gotas pequeñas y muy frías, sobre este paisaje que no presenta opciones para guarecerse.

   Pero los mismos vientos hace que los aguaceros pasen tan rápido como llegan y entonces el sol, ya en declive, ilumina de lleno las imponentes paredes naranjas de Los Castillos, bajo los últimos nubarrones oscuros. Más adelante, la Quebrada se estrecha, sus paredones son más altos y pronto aparece la Garganta del Diablo: un embudo de decenas de metros, semejante a una faringe gigante, con estratos que forman escalones en los que todos se sienten montañistas.

   Dos kilómetros más adelante, también erosionado por el agua de cataratas que existieron hace millones de años, cuando el mar comenzó a retirarse del valle, está El Anfiteatro. Se trata de un inmenso patio interno descubierto, con paredes de un centenar de metros de altura, al que se entra por una estrecha abertura y que tiene una acústica increíble que le dio el nombre.

   Al caer la noche, la temperatura baja repentinamente como en todo lugar seco y de altura, pero no es aconsejable irse sino sólo abrigarse, para retornar lentamente y disfrutar por segunda vez del paisaje, esta vez de sombras bajo la magia de la luz de la Luna. Para quienes realicen un paseo nocturno un lugar recomendable son Los Médanos o Dunas, pequeños arenales blancos con composición de mica calcárea, ideales para ser recorridos bajo la claridad lunar.

Fuente: La Capital Turismo


Ver más información acerca de Salta.

Comentarios
Notas y artículos
Cafayate, un paraíso de viñedos, paisajes y cultura Cafayate, un paraíso de viñedos, paisajes y cultura
Cafayate es una encantadora localidad ubicada en el norte de Argentina, en la provincia de Salta. Conocida como la "Capital del Vino" del norte argentino, Cafayate te cautivará con sus paisajes espectaculares, sus bodegas de renombre y su rica herencia cultural. Cafayate es famosa por sus viñedos y la producción de vinos de alta calidad. Podr&aacu
Belleza y hospitalidad de Rosario de la Frontera Belleza y hospitalidad de Rosario de la Frontera
Rosario de la Frontera es una pintoresca localidad ubicada en el norte de Argentina. Con su rica historia, paisajes cautivadores y una cultura vibrante, Rosario de la Frontera te espera con los brazos abiertos. Situada en la provincia de Salta, esta encantadora ciudad ofrece una combinación perfecta de atractivos naturales, patrimonio cultural y tradiciones arraigadas. R
Conociendo los tesoros escondidos de Tartagal, en el corazón del Norte Argentino Conociendo los tesoros escondidos de Tartagal, en el corazón del Norte Argentino
Tartagal es una encantadora localidad ubicada en el norte de Argentina. Rodeada de paisajes exuberantes y cargada de historia y cultura, Tartagal te espera con sus atractivos únicos y su cálida hospitalidad. Situada en la provincia de Salta, esta ciudad es un destino ideal para los amantes de la naturaleza, los aventureros y aquellos que desean sumergirse en la au



La guia de turismo del Norte Argentino
Disfrute de la diversidad de colores, bosques, selvas, historia, artesanías, folklore y toda la gastronomía regional
Buscar hoteles en: 
Fecha de ingreso:  
Fecha de salida:  
Notas y articulos
TurismoNorteArgentino.com
La guía online de Norte Argentino los 365 días del año
www.TurismoNorteArgentino.com
Desarrollado por