La provincia de Santiago del Estero se destaca por su sabrosa gastronomía. Entre los platos típicos, bien norteños e ideales para el frío invernal, se recomienda comer cabrito o chivito (ningún asado está completo sin él), las empanadas (si no están jugosas, hay que reclamarle al cocinero), los tamales, el dorado y el locro. Para el postre, nada mejor que el quesillo con cayote, los almíbares de batata y los famosos alfajores artesanales. No dejen probar los alfajores Abuela Haure, abundantes en dulce de leche y en historia.
Es un verdadero arte en Las Termas de Río Hondo y su origen se remonta a la cultura precolombina. Los lugareños confeccionan canastos, centros de mesa y hasta lámparas en paja blanca, unquillo, chala y palma. También hay tallas en madera y tejidos.
Se trata de la avenida que nace en La Olla (vertiente de agua termal) y se extiende unos 4 km hasta el Dique. La Costanera luce totalmente renovada, con bicisendas y senderos para caminar a la vera del río Dulce. Vale la pena recorrer el paseo a pie en una tarde de sol, que además cuenta con miradores y bancos de madera y fue parquizada con una prolija sucesión de palmeras, lapachos y palos borrachos. En las confiterías –como Costa Dulce– se puede hacer un alto y disfrutar de un café o una cerveza en medio de la naturaleza y el silencio.
Con una ubicación estratégica, a pocos metros del Dique Río Hondo, en el autódromo se desarrollan cada año numerosas carreras de TC, TC 2000, TOP Race RV6 y motos, entre otras categorías. El predio comprende 150 hectáreas, con un circuito de 4,4 km, una recta de 1.380 metros, 33 mil m2 de boxes, torre de control, sala de prensa, galpón de revisión técnica y capacidad para 65 mil espectadores.
Uno de los grandes íconos de Río Hondo es el Dique Frontal y Embalse, que forma un gran lago artificial de 33.000 hectáreas donde se practican deportes náuticos y pesca. El dique tiene 206 metros de largo, 29 metros de alto sobre el nivel del río Dulce y posee 22 vertederos de agua.
Dorados, bogas, bagres y sábalos se pescan desde la costa del río Dulce y en excursiones de pesca embarcada con guías profesionales, como Carlos Alvarez (03858 - 421-648).
Conserva vestigios de los antiguos habitantes (morteros de piedra y vasijas) y restos fósiles de animales prehistóricos hallados en yacimientos paleontológicos cercanos. Sebastián Sabater trabaja allí desde hace años y descubrió el “Paraeuphractus Sabateri”.
Fuente: Clarín Turismo