En la provincia de Tucumán se viven mil impresiones, pasando por las bellezas de su capital San Miguel de Tucumán y los pueblos mágicos de de Tafí del Valle y Amaicha, que esconden lugares llenos de historia y tradición, con lindisimos paisajes.
Conocida como el Jardín de la República, es la provincia con mas areas protegidas y parques nacionales en proporción en su territorio, mientras se puede respirar historia en cada paso.
La Plaza Independencia de San Miguel de Tucumán es el centro de la capital donde se pueden ver señoriales edificios, que se mezclan con el perfume de azahar de los naranjos.
Frente a la plaza, encontramos la Catedral Nuestra Señora de la Encarnación, que es del año 1850 y se caracteriza por tener columnas dóricas, jónicas, corintias y eslavas, y la Estatua de la Libertad esculpida por Lola Mora y llevada al centro de la plaza en 1904.
También, está la imponente Casa de Gobierno, construida con detalles art nouveau sobre tres cúpulas negras, líneas francesas y rasgos italianizantes.
A pocos metros, encontramos la Casa de la Independencia del año 1816, que forma parte de este Paseo de la Independencia. Por las noches, se puede disfrutar de un hermoso espectáculo de luz y sonido en los patios interiores de la Casa.
El pulmón verde es el Parque 9 de Julio, con una casona colonial del siglo XVIII que perteneció al obispo Eusebio Colombres (pionero de la industria azucarera).
Las 168 hectáreas del parque fueron diseñadas por Carlos Thays en el año 1916, le dan el nombre de “Jardín de la República” a Tucumán.
Allí, predominan los jacarandáes, pero también hay limoneros, ceibos, paltas anisadas, mangos, nísperos y un Rosedal. Hay 40 estatuas (algunas son de mármol), la Fuente Luminosa y el Reloj de las Flores: una delicadeza suiza, con las agujas tapizadas por el musgo.