Un paseo de 4 días por los Valles Calchaquíes, un imperdible para el pronto feriado.
El calendario del fin de semana largo de mayo, del 22 al 25 y la magnitud de los festejos del Bicentenario de la Revolución de Mayo, favorecen a la localidad tucumana de Tafí del Valle que, preparándose para la siempre atractiva temporada invernal, brinda un adelanto de lo que encontrarán en el portal de los valles Calchaquíes cuando lleguen las vacaciones de invierno.
El relax que sugieren los imponentes paisajes serranos se combinará con la interminable sucesión de actividades que tendrán a su disposición quienes elijan sacudirse de una vez la agobiante rutina, cambiándola por caminatas, cabalgatas, paseos en bicicleta o simples paseos de contemplación de la naturaleza o de la rica historia que encierran los cerros tucumanos, cuna de una de las más destacadas civilizaciones precolombinas que florecieron en esta parte de América, autores de legados como los enigmáticos menhires, que cubren una buena parte del valle.
Tafí, emplazada a la vera del manso lago del dique La Angostura, puede ser utilizada como "base de operaciones" por quienes quieran conocer, con viajes cortos, otros destinos que componen el menú turístico de esa paradisíaca porción del territorio argentino.
La Ruta 307, espina dorsal del recorrido, conduce a los viajeros inquietos hacia Ampimpa, destino obligado de los aficionados a la astronomía, que por su aire libre de contaminación y diáfano cielo, fue elegido para emplazar el observatorio más famoso del Noroeste.
Luego de pasar por El Infiernillo, el punto más alto de la red caminera de Tucumán, el domo del telescopio abre el camino hacia Amaicha, localidad mundialmente famosa por las bondadosas condiciones de su microclima.
La villa, con una fuerte raigambre indígena, es el hogar de la Pachamama, cuya fiesta, en Carnaval, se remonta a épocas ancestrales. Además, está rodeada por algunos atractivos adicionales para quienes gustan de descubrir tesoros ocultos de la naturaleza.
A poco andar, luego de conocer el pueblo de Los Sazos y sus laberínticas y curiosas calles de una mano, quienes se atrevan a remontar el canal que alimenta el pequeño dique de esa localidad se encontrarán con La Cascada, un inhóspito oasis en medio del pedregal, donde una serie de saltos de agua que parece brotar de la roca misma, seduce con su encanto y frescura a los siempre admirados exploradores.
Siguiendo el derrotero de los misterios del valle Calchaquí, aparece Colalao del Valle. Enmarcada por el imponente paisaje y encerrada entre dos pintorescos ríos de montaña, la pequeña ciudad es un oasis de paz que promete relajamiento a toda prueba para quienes busquen compenetrarse con el parsimonioso estilo de vida vallista.
Embebida de historia, la comuna invita a los visitantes a conocer su cotidiana historia, lo que equivale poco menos que a retroceder en el tiempo a cada paso, desandando el camino hacia El Antigal, el último resabio aborigen que da nombre a uno de los festivales más característicos del valle.
Claro que no hace falta alejarse de Tafí para encontrar esas mil cosas que hacen que los visitantes regresen una y otra vez a Tucumán. Desde la comodidad que ofrece el variado menú de alojamientos, hasta la seductora gastronomía de nivel internacional pero con irresistibles toques comarcanos, todo contribuirá a que esos cuatro días a mediados de mayo terminen siendo algo cortos para el gusto del visitante.
La gastronomía tiene su sello propio en estos parajes, es de recomendar el locro, el huaschalocro, el tamal, la humita, la chanfaina, el charqui, el charquicillo, el puchero criollo, el estofado agridulce con pelones, los huevos quimbos, la cuajada, los biscochos criollos, el dulce de leche, el arroz con leche y los gaznates, confitura propia y única de los valles Calchaquíes.
En Tafí, merecen un párrafo especial los quesos, herencia jesuítica que aún puede disfrutarse con su receta de elaboración original en la estancia Los Cuartos. Pero cada casco de los que adornan con su parsimoniosa arquitectura las estribaciones serranas tiene su propia cocina quesera, constituyendo su preparación una tradición insuperable, tanto que dio pie al famoso Festival del Queso, que cada año concita la atención de miles de visitantes de todas latitudes.
Deportes de náuticos y de aventura, excursiones de pesca en el lago, ferias artesanales y una bien poblada agenda cultural completan el menú en base al cual Tafí del Valle lanza, para los días 22; 23; 24 y 25 de mayo su invitación a vivir una semana en celeste y blanco, en la casa de las nubes, muy cerca del cielito tucumano.
Fuente: Los andes Online
http://www.losandes.com.ar/notas/2010/5/9/turismo-488583.asp